Siempre hemos dicho que lo bueno, a fuego lento se cuece. Que lo que merece la pena en la vida, cuesta trabajo conseguirlo. Así como el hierro se forja a fuego lento y nuestros cabeceros requieren de un tiempo, las cosas importantes de la vida, van a un ritmo semejante.
Yo creo que una de las cosas buenas que nos trajo el confinamiento del año 2020 fue que, por ley, tuvimos que parar. Parar de todo. Parar la vida, la economía, la producción, los besos y los abrazos, hasta las locas chimeneas del progreso pararon. Y de repente, tuvimos tiempo para pensar y reflexionar sobre nuestras vidas.
Es curioso, el otro día leía, que, según un estudio realizado por las clínicas IVI, tras el confinamiento hubo una oleada de mujeres que, rondando los 35, decidieron reservar sus óvulos por si, el día de mañana, se arrepentían de lo que hasta hacía unos meses tenían más que claro: tener hijos.
Yo creo que fundamentalmente el confinamiento, visto desde un punto de vista muy romántico, nos dio la oportunidad para reflexionar y pensar, para reconciliarnos con la vida.
Para nosotros el confinamiento nos supuso un parón enorme, en la producción, no pudimos hacer nada, tuvimos que llamar a clientes y decirles la situación: no podíamos fabricar su cabecero o su mesita y no íbamos a llegar a tiempo con el pedido dentro de la fecha límite de compromiso.
Tenemos que decir que, una vez nos levantaron «el arresto», la cosa fue aún peor. Podíamos trabajar, ir y venir pero, nos faltaron cajas, tapones, precinto, embalaje, pintura… Había desabastecimiento por todos lados. Y lo poco que había teníamos que pagarlo a precio de oro, porque el ser humano es así, ¿hay poco? ¡Disparo los precios y quien quiera que lo pague! Pero bueno, este es ya otro tema…
Durante aquellas llamadas en las que explicábamos lo mejor que podíamos la situación a nuestros clientes, llamamos a María, una clienta de Viso del Marqués en Ciudad Real. Tenía encargado un cabecero modelo aros, precioso, para una amiga y le tuvimos que decir que no llegábamos y que no sabíamos cuándo íbamos a llegar.
Lejos de anularnos el pedido María confió en nosotros, mantuvo su compromiso en esta pequeña y familiar empresa y siguió adelante con él.
María es de esas clientas que se convierten en amigas. Pasamos del «¿Qué le queda a mi pedido?» a, una vez servido, «María, ¿cómo van las cosas por el Viso?». Después estrechamos la relación porque sabíamos, sabemos, que Viso del Marqués es el pueblo más bonito de Castilla La Mancha y por eso lo votamos en las redes, en Facebook, Twitter, Instagram y casi hasta en el mismo infierno. Finalmente no pudo ser pero otro año, nuestro Viso, ganará seguro.
Primero nos unió el confinamiento y la solidaridad y el compromiso con la pequeña empresa, el saber que teníamos que salir de esta como fuera y que para ello teníamos que confiar en las personas. Después nos unió lo que llamaron #orgulloviseño y casi, casi (y porque no la dejé) me cambian el dni y paso de ser nacida en Córdoba, a ser adoptada en el pueblo más bonito de La Mancha….
Gracias a María y a todas las Marías que confían en las personas que ponemos la cara en las pequeñas empresas.
Gracias a su amiga Ana que esperó pacientemente a que le enviáramos su pedido.
Gracias a nuestros clientes que nos ponen reseñas en Google, agradecidos sólo porque hacemos nuestro trabajo y estamos pendientes de ellos y los tratamos con mimo.
Sin ellos, sin sus opiniones, sin el tiempo que nos dedican a evaluar nuestra atención, esto no sería posible.
Vuestra satisfacción es lo que nos alimenta cada día.
Seguiremos cocinando vuestra forja: a fuego lento.
Me considero una persona observadora y desde el primer momento que me puse en contacto con esta pequeña familia, supe que era gente comprometida con su trabajo, sincera y legal.
Pasamos por muy malos momentos debido a esta terrible pandemia y creo que todos debíamos estar unidos para que el mundo siguiera girando, por eso, no sólo decidí no anular el pedido, sino que un poco más y te hago viseña ( jajaja ) y que conste que a Viso del Marqués debes venir, de eso no te libras.
No solo yo confié en vosotros, sino también vuestra segunda clienta Ana que en todo momento entendió la situación y lo dejó todo en mi mano y en vuestras manos.
Allá donde vaya sólo podré hablar maravillas de vosotros y mi recomendación la tendréis al 200% porque amáis vuestro trabajo y mimáis a vuestros clientes.
Un abrazo enorme para esta pequeña ( gran) familia y en especial para ti Isabel, por tratarme tan especial y porque ésta amistad se forje….A fuego lento….
Querida María,
ha sido un placer y sigue siéndolo hablar con una persona que transmite esa positividad, esa alegría… De personas así es de las que gusta rodearse… Gracias por quedarte.
Un abrazo